la minería a cielo abierto: Comunicado de los Obispos de Guatemala

la minería a cielo abierto

Comunicado de los Obispos de Guatemala

27 Enero 2005.

La minería no es el camino
5. No creemos que la industria minera sea una buena opción para
lograr el desarrollo del país. Conclusión que sacamos luego de analizar
la situación de deterioro ambiental provocado en otros países. Por
eso exigimos que las comunidades afectadas sean ampliamente
consultadas, sin que se les manipule. Los guatemaltecos tienen
legítimo derecho a ser consultados.

Concesiones inconsultas
6. Nos sorprende que diversos Gobiernos de la República hayan
otorgado licencias de exploración y explotación mineras en diversas
regiones del país sin haber realizado consultas efectivas con la
sociedad y especialmente con las poblaciones directamente afectadas.
Y sin tomar en cuenta el análisis que sobre las desventajas de
la minería realizó la misma Secretaría de Asuntos Estratégicos,
documento que vino a confirmar la postura nuestra en este tema.

Riesgos de la minería.
No se trata solamente de un proyecto particular, sino de la apertura
a la actividad minera de metales en el presente y en el futuro del
país. La decisión de convertir a Guatemala en un país minero -según
la opinión de personas y organismos entendidos en la materia-
compromete ese futuro con graves riesgos para el medio ambiente,
para la vida y salud de los guatemaltecos y para la soberanía nacional.

El más humilde vale más que todas las riquezas.
7. Por encima de los beneficios económicos que pueda reportar este

proyecto, nos interesa la realidad en la que quedarían sumidas las
personas afectadas de enteras poblaciones.

Hace muchos años, decíamos: «No viene mal recordar una verdad para
nosotros fundamental, pero que con demasiada frecuencia se olvida
y de hecho se desconoce: que el más humilde de los guatemaltecos, el
más explotado y marginado, el más enfermo e ignorante, vale más que
todas las riquezas de la patria y su vida es sagrada e intangible» (Carta

Pastoral Colectiva del Episcopado Guatemalteco, Unidos en la Esperanza, 25 de julio
de 1976, 539-540).

Misión de la Iglesia.
Con especial adhesión queremos repetir las palabras del Papa
Juan Pablo II, que ojalá sean aceptadas por quienes opinan que la
preservación del medio ambiente no es misión de la Iglesia: «El signo
más profundo y grave de las implicaciones morales, inherentes a la
cuestión ecológica, es la falta de respeto a la vida, como se ve en
muchos comportamientos contaminantes… Los intereses económicos
se anteponen al bien de cada persona, e incluso el de poblaciones
enteras. En estos casos, la contaminación o destrucción del ambiente
son fruto de una visión reductiva y antinatural que configura a veces
un verdadero y propio desprecio del hombre» (Juan Pablo II, Pastores gregis, 70).

No podemos callar.
8. Precisamente porque nos sentimos solidarios con todos los
hermanos guatemaltecos, especialmente con los más pobres y
abandonados, no podemos callar cuando vemos que en un futuro muy
cercano, de seguirse el tipo escogido de explotación de metales a cielo
abierto, se abatirá sobre nuestra Guatemala una catástrofe ecológica
de dimensiones imprevisibles, con fatales consecuencias para la vida,
la salud y la dignidad de nuestro pueblo.

“He venido para que tengan vida, y vida en abundancia” Juan 10,10

Marcha de los Pueblos 8 – 22 Marzo 2012

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